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Fraile

Fray Reginaldo Toro siguió los pasos de su Padre Santo Domingo, fundador de la Orden de Predicadores. Varón evangélico, alguien que entendió como seguir a Jesús. Los frailes nacen para la predicación de la palabra de Dios y la salvación de las almas. Este objetivo va a determinar los valores que configuran la vida de los frailes y el carisma que abrazan.

Podemos señalar como elementos constitutivos y característicos:
Vida Común: se hace comunidad por el hecho de compartir la misma fe, en la vocación, en el ideal y en los fines.

Consejos Evangélicos: “Los frailes, de acuerdo entre sí por la obediencia, asociados en un amor más elevado por la disciplina de la caridad, y dependiendo más estrechamente unos de otros por la pobreza edifican primero en su propio convento esa iglesia de Dios que, mediante su trabajo, han de extender por el mundo” (L.C.O. nº 3,II).

Observancia Regular: Son aquellos elementos que integran la vida dominicana y la regulan mediante la disciplina común: la vida de comunidad, celebración de la liturgia y oración, cumplimiento de los votos, el estudio asiduo de la verdad y el ministerio apostólico.

“Veritas”, “Contemplar y dar lo contemplado”: La contemplación, entendida como estudio y reflexión, para llegar a la verdad, entendida como comprensión de la realidad y el Evangelio, y que entiende la misericordia o compasión como el único medio eficaz para hacer llegar esa verdad a todo el mundo. Misericordia o compasión que se asienta en la cercanía y amabilidad, en el ejemplo, en la caridad y en la pobreza como opción vital voluntariamente asumida.

Fray Reginaldo amó su vocación religiosa y se abrazó a la Cruz de Jesucristo “nuestro bien en la vida religiosa”. (E.E. I).