El corazón en la Iglesia y en la Patria

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Monseñor Reginaldo Toro en los inicios de la Conferencia Episcopal Argentina

La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) es un organismo permanente de la Iglesia católica en Argentina que nuclea a los obispos católicos, quienes se reúnen año a año para reflexionar y acordar acciones para llevar adelante la misión de la iglesia en nuestro país.

Comisión ejecutiva CEA (foto de episcopado.org)

Días pasados se realizó la 119° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (C.E.A). Esta Asamblea tenía un carácter electivo para renovar las autoridades para el período 2021-2024. Fue nombrado como 2do. Vicepresidente un hermano de nuestra Orden, muy querido por toda la Familia Dominicana, fray Carlos Azpiroz Costa, actual Arzobispo de Bahía Blanca.  

Fr. Carlos OP(foto propia de archivo 2012)

¡Gracias Fray Carlos por tu servicio y entrega generosa en la Iglesia, en la Orden de Santo Domingo y el compromiso con la sociedad toda!

 

 

En los inicios de la Conferencia Episcopal, encontramos a nuestro padre Reginaldo que en su misión de Obispo, y con una constante insistencia, logró reunirse con los Obispos de su tiempo, para dar un mensaje al Pueblo argentino que se encontraba en un estado «doloroso», dado a que la sociedad moderna se imponía con su espíritu liberal.

Reunidos, como lo hacen actualmente los miembros de la C.E.A, redactaron la primera carta en conjunto, en 1889 acerca de la misión salvadora de la Iglesia, allí puede leerse: «Doloroso en extremo es considerar al pueblo argentino nacido y formado bajo el yugo suave de la ley de Jesucristo (…) Es un hecho doloroso, pero verdadero, que muchos católicos son los instrumentos más dóciles del liberalismo en los planes de descristianizar la sociedad y cegar las fuentes de la vida sobrenatural

La perito Liliana de Denaro en «Fray Reginaldo Toro, su vida y su obra» hace referencia a este hecho:

«En febrero de 1899 se reunió (Reginaldo), en el Palacio Arzobispal de Buenos Aires, con los otros cuatro obispos que integraban el episcopado argentino para analizar la situación de la Iglesia en relación con el estado del país, originándose una reflexión conjunta que sería la primera Carta Pastoral Colectiva del Episcopado, fechada el 28 de febrero de 1.889. En ella se trazaban las primeras líneas de pastoral que constituyeron direcciones permanentes del magisterio y la pastoral«.

Los obispos reunidos fueron: el Arzobispo de Buenos Aires León Federico Aneiros, el Obispo de Cuyo Fray Juan Wenceslao Achával, el Vicario general de Paraná Pantaleón Gallozo, el Vicario Capitular de Salta Pablo Padilla y el Obispo de Córdoba, Fray Reginaldo Toro.

El episcopado argentino expresó, a lo largo del tiempo, la voz de la Iglesia frente a problemas civiles, a través de cartas, discursos y reuniones, como también dando instrucciones necesarias a los fieles.

Reginaldo se hizo presente activamente en ellas mientras su salud lo permitió, recordemos que a fines de 1900, sufre un ataque de hemiplejia.

  • En julio 1902 el Episcopado presenta al Congreso un escrito con motivo del proyecto de ley sobre el divorcio.
  • En septiembre de 1902 se realiza en la ciudad de Salta con motivo de la coronación de la Virgen del Milagro la Primera Reunión trienal del Episcopado Argentino, allí escriben una Pastoral Colectiva dando instrucciones y consejos a los fieles. Fray Reginaldo no pudo participar por su enfermedad, lo representa su Auxiliar el Ilmo. Filemón Cabanillas. No dudamos que con su corazón de padre ha estado presente en esa histórica reunión.

Se dan inicio así a las Conferencias Episcopales, con estas palabras:

Ilustrísimos Señores no quiero abusar de vuestra bondad; terminaré ya pidiéndoos que con todo el fervor y la humildad de que somos capaces, levantemos nuestros corazones al Pastor Eterno en cuyo nombre ejercemos el ministerio episcopal, pidámosle que comunique a nuestra debilidad fuerza y energía y a nuestras deliberaciones acierto y prudencia para que estas Conferencias que hoy iniciamos sean coronadas con el éxito más feliz y sean el principio de una era de prosperidad para la Iglesia Argentina. Que el Espíritu Santo ilumine nuestro entendimiento y fortalezca nuestra voluntad. El Señor y la virgen del Milagro, bajo cuyos auspicios principiamos estos trabajos, dirijan nuestra mente y nuestro corazón, para que no tengamos en vista otra cosa sino su gloria y la salvación de las almas confiadas a nuestros cuidados” (Fuente: CEA)

En los años 1903 y 1904 se escriben diferentes cartas en conjunto en las que Toro fue aportando al contenido de las mismas, certificando con su firma. En la de agosto de 1904, si bien tuvo conocimiento de ella, ya no pudo firmar por haber fallecido en esos días.

Reginaldo manifestó siempre su amor por la Iglesia, su necesidad de responder a las necesidades de su tiempo, su preocupación por el rol de los pastores que como responsables de sus diócesis abrazan la vida de fe su pueblo «guiándola hacia el cielo… a fin de que ninguno por nuestra culpa se pierda, de los que han sido comprados con su preciosísima sangre» (Carta Pastoral 1888)

Cuando en 1888, asume la Diócesis de Córdoba y La Rioja, en su Primera Carta Pastoral decía a los sacerdotes:

nos toca a nosotros, hermanos míos en el sacerdocio, de guiar al pueblo de las tinieblas a la luz, de ser la levadura sana de la masa católica, la sal de su alimento espiritual, los más prudentes en el consejo, los más mansos en las asambleas, los más desprendidos de los bienes de este mundo y sólo los más fuertes cuando se trata de las almas del Señor, herederas de los bienes eternos.

Guiar al pueblo, ser levadura, ser sal, ser los más prudentes, los más mansos, los más desprendidos, los más fuertes … no sólo palabras sino un modelo de vida que buscó para sí mismo y para todo el clero. No cabe dudas que este mismo celo pastoral lo compartió también con los pastores del episcopado, dejó su huella en los inicios del camino episcopal argentino.

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