Custodiar la vida como San José, el Padre de la humanidad doliente

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Saludo de Navidad de las Hermanas Dominicas de San José.

22 de Diciembre de 2019.

Madre Raquel Correa OP. Madre General de las Hnas. Dominicas de San José. 

“José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt. 1, 20-21), le dijo el ángel en sueños al “justo” San José.

San José es conocido como el “santo del silencio” porque no se conoce palabra pronunciada por él, pero sí sus obras, su fe y amor que influenciaron en la vida de Jesús.

El silencio de San José es una invitación a trascender el bullicio externo, silenciar las voces y sonidos que ensordecen la propia interioridad y obstaculizan escuchar el susurro de la vida, el soplo de Dios y su Palabra. Tal silencio es un aliento para superar todos aquellos “ruidos” que quieren imponerse en contra de la vida, la verdad, la bondad y el amor.

La vida oculta de San José, sigue siendo todo un reto para cada uno nosotros, vivimos ansiosos de publicidad, de títulos y poder. Su silencio estaba impregnado de contemplación del misterio de Dios, con una actitud de total disponibilidad a la voluntad divina. En otras palabras, el silencio de San José no manifiesta un vacío interior, sino, al contrario, la plenitud de fe que lleva en su corazón y que guía todos sus pensamientos y todos sus actos.

Nadie acogió lo divino como él, y nadie respondió con tanta obediencia y generosidad. San José, siempre flexible a la voluntad de Dios, como la caña que se dobla al soplo del viento sin crujir. Ved a María Santísima, ved a José, mirad a Jesús” (P. Reginaldo) y serás flexible, dócil para escuchar la voz de Dios, dispuesto a obedecer a Dios, a pesar de no entender su plan en tu vida.

José es el modelo para vivir todas las circunstancias de la vida y de encontrar el sentido profundo de cuanto se es y se tiene. Los problemas de la vida bien llevados, se convierten en manantial de vida y fuente de esperanza para los que confían en Dios. Con amor suavizó las cruces de Jesús y María: persecución, destierro, trabajo y pobreza.

Su vida nos dice que es posible ser santos en un mundo complejo, que ofrece goces pasajeros para calmar la ausencia de sentido. Hoy seamos “José” en la vida de cuantos viven con nosotros o de aquellos que se cruzan en nuestro camino para aliviar, abrazar, suavizar y custodiar.

SEAMOS “JOSÉ” EN LA VIDA DE CUANTOS VIVEN CON NOSOTROS

En este tiempo de preparación para la Navidad elevemos la mirada y dejémonos «contagiar» por el silencio y valentía del Padre de la humanidad doliente San José” (P. Reginaldo), para contemplar el misterio más trascendente de la redención, un Dios que por amor se ha hecho hombre como nosotros.

Visita el sitio de las Hnas. Dominicas de San José.