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Si hay una característica que resalta en la vida del Padre Reginaldo es su capacidad de estar en sintonía con los hombres de su tiempo, la facilidad con que percibía sus necesidades e inquietudes.

Al igual que Jesús, que se negó a despedir a la multitud antes de darle de comer, porque estuvo atento a su hambre y a la falta de provisiones para el camino.

Su vida fue una entrega generosa a las necesidades de su tiempo, a sus hermanos, a la Iglesia y a su familia dominicana. Siempre atento a los demás, nunca se cansó de hacer el bien. Estaba dispuesto a dejar todo para seguir a Jesús y cumplir su voluntad.

Nuestro Padre Reginaldo encarnó en su vida este alto ideal de amor: Abrazar a Jesús crucificado en cada uno de nuestros hermanos . “Con esa disposición de compasión y misericordia, con el auxilio de Dios, buscamos servir a Di os suavizando las dolencias de la humanidad y trayendo almas a la grey del Señor por innumerables medios” (D.H.I.)