Reginaldo Toro y la coronación de la Imagen de Nuestra Señora del Valle de Catamarca

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Vitró de la Basílica del Valle de Catamarca, donde fue representada la coronación de la Virgen por fray Reginaldo Toro en 1891.

28.04.2020. M. Sonia Lucarelli. Referente en la Causa del Padre Reginaldo Toro.

La devoción mariana es tan íntima a la espiritualidad del dominico como lo es la llamada a la predicación o el impulso que nos legara Santo Domingo por vivir la compasión y la caridad.

En la Orden, María Santísima es la primera en ser invocada por la mañana con el Ángelus y la última a quien recurrimos por la noche con el canto de la Salve. Por algo es ese mismo canto el que los hermanos y hermanas recitan y cantan en la última agonía de un miembro de la comunidad.

Los dominicos y dominicas transitamos nuestra última hora en este mundo diciendo con la Iglesia, con la Orden y con la comunidad:“Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia”.

Reginaldo Toro manifestó su devoción mariana participando en tres coronaciones de imágenes de María Santísima, las tres muy significativas para el pueblo argentino: el 12 de abril de 1891 la Coronación de Nuestra Señora del Valle de Catamarca; en octubre de 1892 organizó la coronación de Nuestra señora del Rosario del Milagro, Patrona de Córdoba.  Por último, el 16 de julio de 1900, participó en la celebración de la coronación de Nuestra Señora de Itatí, Patrona de Corrientes.

En una de los hermosos vitrales de la Catedral de Catamarca que representan la Solemne Coronación delegada por León XIII a Monseñor Aneiro, Arzobispo de Buenos Aires, observamos, entre los Obispos que participaron, el retrato de Monseñor Toro que asistió acompañado de sacerdotes y religiosos en representación de la Diócesis de Córdoba y La Rioja.

En el discurso que escribe con motivo de esta ceremonia, se expresaba así: “Alcanzadnos, Señora, de Dios nuestro Padre que está en los cielos en nombre de tu divino Hijo, la gracia de la enseñanza cristiana para todos los niños de la república; y que el matrimonio cristiano sea reconocido y declarado con la fuerza que en sí tiene…”

Devoción mariana de Reginaldo 

Para Reginaldo, la devoción mariana estaba íntimamente relacionada con la vida, con el bienestar de su pueblo, con el amor a su Patria.  La Madre del Redentor era su Madre, consuelo de los afligidos, protectora de los pobres, salud de los enfermos.

Nadie como ella podía interceder ante su Hijo por las necesidades que Reginaldo descubría a cada paso. Madre buena que sabe “abrazar a la humanidad doliente”y que lo inspira en su amplia tarea apostólica y misionera.

Por eso, alabamos al Señor por los dones con que adornó a Fray Reginaldo Toro, fidelísimo hijo de María, que procuró en su vida honrarla con todos los medios disponibles, que no dejó nunca de hacerla amar y venerar como corresponde a una Madre.

Con Reginaldo oramos esta súplica que escribió en nombre de todos sus fieles:

“Dadnos la paz perdida, la tranquilidad robada por la soberbia, el amor a las leyes que son el baluarte de nuestra santificación. Volvednos todo con la oración: Dios te salve Reina y madre de la misericordia.”

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