22.05.2020.
Por Shirley del Valle Eluani, Villa de Soto, Córdoba, Argentina.
Mi mamá, Alba M. Pavese, se educó en el Instituto Santo Domingo de Villa de Soto, como alumna pupila desde los primeros grados.
Se formó con la Madre Angélica, la Madre Rita, la Madre Consuelo y su querida Hna. María Luisa, quien la inspiró en su carrera musical y en especial, en el canto y en el canto en latín. El 23 de diciembre del 2017, sufrió un ACV, que la dejó casi sin movilidad propia. Como todos los alumnos de la institución, se venía preparando para los 100 años.
El centenario de su colegio, la encontró muy encerrada en su casa pero al tanto de todos los actos o sucesos conmemorativos, que observaba por televisión o filmaciones de teléfono de sus nietos. Llego el acto del día central y no se animaba a ir, decía que no quería para no decir de su miedo a afrontar su situación ante tantas personas queridas y conocidas.
Y, preguntaba una y otra vez, cómo iba a ser el acto y la fiesta. Quién vendría de sus conocidos… Por qué ella, no podía ir.
Nadie pudo convencerla. Uno a uno de sus seres queridos la invitaban y le aseguraban cuidado. Personalmente, me di por vencida y cuando regresaba a mi casa, por atrás del colegio, al mediodía del la fiesta central, le pedí a Fray Reginaldo que la llevara a la fiesta, para la que tanto se había preparado cuando podía caminar.
No regrese a la casa de mi madre. Cuando iba a comenzar el acto, yo estaba atrás del escenario y me hicieron llamar, para que la vea!! Mi mamá estaba sentada en las primeras filas y cuando la saludé, me dijo: «Pude venir!! Qué contenta que estoy, hija!!!.»
Estoy convencida, por todo lo que insistimos y tratamos, que fue el Padre Reginaldo, que la conoce desde pequeña, que la llevó al acto del centenario de su colegio.