Fernanda Oliva. Docente del colegio San José (Dominicas de San José, Córdoba, Argentina). Integrante de la Pastoral de Juventudes de la Arquidiócesis de Córdoba. Delegación Argentina en la JMJ Panamá 2019.

El pasado viernes 25 de enero en el escenario Juan Pablo II, en la ciudad de Panamá, en el marco de la 34ª Jornada Mundial de la Juventud, miles de jóvenes junto al Papa Francisco nos convocábamos para vivir la Vigilia, uno de los momentos culmines de dicha Jornada donde se reflexionó sobre “Háganse en mí según tu Palabra” en la actualidad, y luego la adoración al Santísimo.

“Nunca imaginé poder vivirlo desde el escenario tan cerca de su Santidad y de Jesús Sacramento”. Accedí a los pases que la Comisión Nacional brindó a los grupos Argentinos que habíamos asistido a la JMJ. Así que comencé a caminar siguiendo las indicaciones y sin querer estaba en la zona del escenario principal, junto a jóvenes de otros países.

En ese momento sentí la bendición de Jesús, me alegré mucho de estar ahí y me dispuse a vivirlo plenamente. Tomé algunas fotografías, escuché el ensayo del coro oficial y el grupo de música cristiana “Alfareros”. Luego nos avisaron que el Papa ya estaba en el campus, así que en fila esperamos su paso. Cuando llegó subió muy rápido y comenzó la Vigilia.

María, influencer 

Vimos un hermoso espectáculo sobre el “Árbol de la vida” que mostraba cómo la vida que Jesús nos regala es una historia de amor que se quiere mezclar con nuestra historia y echar raíces. Luego el Papa Francisco dio un mensaje que lejos de ser aburrido, nos atrajo con términos “super actualizados” y cercanos a todos los jóvenes como “nube”, “redes sociales”, “tutorial”, y el que más hizo lío fue “influencer”, donde expresó que María fue la mujer que más influenció en la historia animándose a decir con fuerza, ya que es la única forma de renovar todas las cosas.

Cuando terminó su discurso, comenzó la Adoración Eucarística. Se creó un clima de completo silencio y reflexión guiado por música y palabras en todos los idiomas. En ese momento, como pidió Francisco abrí por completo mi corazón para que “Jesús renueve el fuego de su amor, me impulse a abrazar la vida con toda fragilidad, pequeñez, grandeza y hermosura y descubrir la belleza de estar vivos y despiertos”, poniendo a sus pies luces, sombras, familia, amigos, grupo diocesano, escuela, hermanas, alumnas y sus familias.

«Jesús nos regala una historia de amor que se quiere mezclar con nuestra historia y echar raíces»

Abrazar la vida

De esta experiencia inolvidable me queda en el corazón: la cercanía de un Papa con espíritu contagioso, mostrando el Evangelio vivo con alegría y ánimo jovial poniendo en primer lugar a Jesús ya que como él lo dijo: Jesús siempre nos primerea y nos lleva hacia adelante.

La calidez y el amor de todo el pueblo Panameño que abrió sus puertas y su corazón para brindar a todos los peregrinos del mundo entero un lugar de acogida más allá de las barreras del idioma o cultura, y por último una frase que me caló hondo: “Sólo lo que se ama puede ser salvado, sólo lo que se abraza puede ser transformado”, así que mi misión para este será lo que soñó nuestro Padre Reginaldo: “Abrazar y custodiar a la humanidad doliente”.