Testimonio. «La clave es saber que lo que hago ayuda a otros»

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Egresó del Hogar De la Virgen del Milagro en Córdoba en el 2008, Vanesa Pereyra nacida en traslasierra comparte su historia, una experiencia personal que no le resultó fácil pero le cambió el rumbo de su vida. Actualmente estudia Psicología, trabaja como supervisora en una empresa, está casada y su sueño está puesto en Europa. 

Vanesa en qué año llegas al Hogar del Milagro

A los 15 años me encontré con la hermosa experiencia de poder vivir en el Hogar del Milagro por cuatro años.

¿Cuál era tu situación y como estaba integrada tu familia? ¿Quién te acerca al Hogar?

Mi familia está integrada por mamá María del Carmen, mi hermano Aldo -nos llevamos 3 años- y mi hermana más pequeña Verónica de 17.

En el año 2004 mi abuela que vivía con nosotros se cayó y se quebró la cadera, desde ese momento comenzó la travesía de poder acomodarnos todos para que ella esté en casa y siempre con alguien cuidándola. Pero también la economía de la casa se hizo difícil, mi mamá me contó que mi Tío Manolo (Sacerdote Dominico), había llevado la propuesta de que me mudara a vivir al Hogar, y yo sin entender mucho y respetando el pedido dije que sí.

Nunca me voy a olvidar el día que llegué al Hogar, un domingo de febrero de 2005. Las nenas que habían llegado de sus familias ya estaban listas para salir caminando a la Iglesia Santo Domingo.

Los primeros tiempos no la pasé bien, estaba muy triste y extrañaba mucho, me la pasaba llorando por algún rincón. El marzo de ese año, tuve la triste noticia de la muerte de mi tío Manolo y mi abuela, ahí pensé que podía volver a mi casa, pero mi mamá fue contundente y me dijo que No!

Vanesa (de remera celeste) en Hogar del Milagro en horario de las tareas escolares.

El día del velorio de mi abuela me pidió que viaje con unas de mis tías porque tenía que seguir en la escuela. La verdad es que me costó mucho. Necesitaba tener tareas para despejar mi cabeza y no llorar. Quería cansarme para ir a la cama y dormir para no pensar y llorar. Pero siempre que lo necesitaba encontraba el consuelo en alguna palabra linda de las hermanas. Me aferré mucho a la hermana Ana Laura, con quien hablaba mucho.

Lo que me ayudó a estar en el Hogar fue que quería seguir estudiando en la misma escuela y saber que siempre que las hermanas podían me mandaban a mi casa a visitar a mi mamá, y las ganas de ayudar a las nenas, porque ellas lo necesitaban más que yo.

Anécdotas…

¡Uf!! Anécdotas un montón, de todos los colores. Nos subíamos a la terraza a escondidas a la noche, nos la pasábamos en la ropería a altas horas, nos comimos los sándwiches que Doña Rosa dejaba en la heladera de las hermanas, de puras traviesas no por hambre. La anécdota más divertida fue con una de las chicas Milagros Laredo, que quedó para la historia y cada vez que nos encontramos lo recordamos y nos reímos como ese día.

Cuándo egresas del Hogar y cómo fue la experiencia de independizarse

Egresé del Hogar en el 2008, me fui porque ya había cumplido mi etapa de aprender a lado de las hermanas y quería independizarme una vez más. En el 2007 terminé el colegio, fue tan lindo sentir que ese era el día que mi mamá se sentía orgullosa de saber que me había quedado, luchado y egresado.

Mi tía Mary me ayudo mucho para que mi mamá pudiera venir a la cena de egreso. Ya tenía 17 años y comenzaba la próxima aventura, la de decidir si volver al pueblo o quedarme en Córdoba.

En una de las tantas charlas que tenía con las hermanas me incentivaron a que me dedicara a una carrera que me guste y así fue que me quedé un año más en el Hogar para empezar Psicología. Ese año, en febrero, empecé a trabajar formalmente, ya hacia un tiempo que trabajaba unas horas en un cyber (de Alejandro y Lucas). Comencé a estudiar y el diciembre de este mismo año conocí a quien es hoy mi marido.

Actualmente estoy casada, después de diez años de estar en pareja. No tengo hijos, trabajo en una empresa como supervisora. Y mi próximo proyecto es irme a vivir a Europa con un destino aún por definir.

Abrazos que sostienen 

Los abrazos más fuertes los recibí el día que me dijeron que falleció mi abuela, las hermanas estuvieron en todo momento acompañándome, porque en mi vida fue como perder a mi propia madre.

Los abrazos de los días pálidos y tristes, de no querer quedarme en el hogar por querer volver a mi casa con mi mamá y mi hermanita.

Otro de los abrazos inolvidables los tuve cuando termine el colegio, el día que me dieron el diploma de egresada. Ese día sentí que había madurado lo suficiente como para seguir adelante en la ciudad.

Tres palabras, dos gestos que te ayudaron a ser feliz

Las palabras más lindas fueron “felicitaciones, gracias, y un te quiero” dando vueltas. La sonrisa de las nenas, mis amigas adentro, y la alegría de mi mamá cuando volvía a visitarla.

Claves que te ayudaron a ver el pasado sin rencores

La clave es saber que lo que hago ayuda a otros, en mi caso yo me quede y hoy puedo ayudar al futuro de mis hermanos. Fue la oportunidad más importante y bonita que me dieron, la de elegir quedarme para emprender mi camino.

Simplemente GRACIAS por cada día que elegí vivir en el hogar, gracias por enseñarme a ser humilde y solidaria. Y por mostrarme que a veces tenemos que agradecer lo que tenemos, porque por ahí anda algún corazoncito mucho más triste que el de uno, y necesita compañía.

Nombre: Vanesa Pereyra

Edad: 29 años

Lugar de nacimiento: Mina Clavero, vivió hasta los 15 años en Ambul (a 30 km. de Villa Cura Brochero).

Tiempo en el Hogar: de 2005 al 2008

Clave para vivir feliz: «Saber que lo que hago ayuda a otros, hoy ayudo a mis hermanos».

Agradecida: «Porque me enseñaron a ser humilde y solidaria»

Equipo de Comunicación padre Reginaldo Toro.