Novena a Santo Domingo. Día Primero, la Humildad

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30.07.20. Producción Frailes Dominicos Argentina y Chile

Fray Reginaldo hijo de Domingo. Su primera formación estuvo a cargo de Fray Olegario Correa. Este fraile, entusiasta dominico, amante de la Orden de Predicadores, virtuoso religioso y deseoso de ver a la Familia de Santo Domingo con el antiguo esplendor que la había caracterizado.

Ángel José Vistió el hábito dominico el 1 de enero de 1859 y fue su maestro Fray Tomás de los Santos. Allí recibió el nombre de Reginaldo Toro de Santo Domingo.

Desde ese momento se consagrará como Dominico al servicio de la Orden de Predicadores, y más adelante como Fundador de las Hnas. Dominicas de San José y como Obispo de Córdoba transmitirá su testimonio pastoral como fiel hijo de Domingo. (Fray Reginaldo Toro como fraile en este link).  

DÍA PRIMERO | LA HUMILDAD
Primer modo de orar
Domingo oraba inclinándose profundamente ante el altar como si Cristo representado en la cruz estuviera real y verdaderamente y no simbólicamente.

Textos bíblicos
Jdt 9, 16 | Sal 118, 107 | Mt 15, 21-28 | Lc 15, 11-32

Reflexión
“Jesucristo, además de ser sacerdote, también es la víctima y es el altar” (Misal Romano, Prefacio pascual V). Ante el altar no cabe en el corazón de Domingo otra actitud que la inclinación profunda, no puede dejar de reverenciar al Amor allí manifestado. Inclinación que surge de encontrarse con la Verdad, donde no puede haber sino humildad.
Cristo en el altar permanece en dos registros: uno expuesto a la historia, al tiempo, al pecado, a la violencia; el otro, a la fidelidad de Dios en las tres Personas. Uno ligado a la carne, a la precariedad de la criatura; el otro a luz inaccesible, a la felicidad duradera, a la plenitud del encuentro tripersonal.

Una parte, por lo tanto, se hunde en la tragedia del pecado y la otra en la fidelidad inmutable de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Domingo vivía también estas dos dimensiones, hablaba a Dios de los hombres pidiendo misericordia y a los hombres de Dios anunciando el Reino.

Cristo en el altar se deja negar, pisotear, humillar, pero siempre resucita, permanece allí, humilde, manso, sin interés hacia sí mismo, sin voluntad de afirmarse, ofreciendo vida nueva. Domingo oraba ante el altar, porque allí se integra la oposición, el rechazo, la rebelión y hasta la negación con la manifestación de Amor más grande que ha existido: Dios hecho hombre que da su vida para salvarnos.

Oración
Señor, que en este tiempo tan especial que estamos atravesando, Domingo interceda por nosotros para que podamos también en las sinuosidades oscuras de la historia, tener una apertura incesante hacia Tu amor personal y vivir buscando el sentido desde Ti y en cercanía fraterna con nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Hna. Ana Laura del Espíritu Santo Trabanco OP / Hermanas Dominicas de San José | Córdoba

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