Que vivan los cuatro Mártires, Enrique y sus compañeros, en la tierra y en el cielo

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Escribe hna. Carina Acevedo, Dominica de San José.

Desde hace un tiempo comenzó a interesarme la vida de Mons. Angelelli, así fui preguntando y leyendo sobre su vida, a medida que lo fui conociendo me fui enamorando de él, de espiritualidad y su pastoral. Lo descubrí como amigo, hermano y sobre todo como Padre y Pastor.

El año pasado, tuve la hermosa tarea encomendada por Mons. Marcelo Colombo, de ordenar y resguardar todo el material sobre Monseñor Angelelli y sus compañeros Mártires existente en el obispado de La Rioja. Allí, me encontré con sus homilías, sus poemas, sus anotaciones en los cuadernitos, sus fotos y otros materiales. Fue una experiencia muy enriquecedora que me motivó a seguir conociéndolo.

También fui descubriendo la figura de Carlos, Gabriel y Wenceslao. El Padre Roberto Queirolo, me ayudó a conocer a Wenceslao, quien compartió con él y su familia un tiempo de convivencia en Sañogasta. Me ayudó a comprender, valorar y admirar la entrega generosa de Wenceslao que decide dejar todo por seguir a Jesús en los más pobres y explotados.

La fiesta

Con la alegría de la aprobación de la beatificación llegó la gran tarea de preparar este acontecimiento. Se armaron las comisiones y por mi tarea en el obispado, me tocó la secretaría junto a un laico, Miguel Ángel, y en coordinación con el Padre Pablo Delgado, encargado de Liturgia y Ceremonial. En esta tarea nos tocó enviar las invitaciones a las autoridades nacionales, provinciales, municipales y algunas eclesiales, recibir las confirmaciones y acreditar a los invitados. Fue una tarea muy estresante e interesante porque me puso en contacto muchas personas y llevó a trabajar en colaboración con otras comisiones, con la alegría de estar colaborando con la tan esperada beatificación de nuestros Mártires.

La Casa 

A su vez en el Hogar íbamos a recibir a 56 peregrinos, 40 religiosos de la región NOA, Jujuy y Santiago del Estero y 16 hermanas de mi congregación, una gran alegría compartir con ellas esta fiesta. Y realmente fueron días vividos en fraternidad. Asique tuvimos que preparar la casa con mi comunidad, para que nuestros huéspedes estuvieran lo más cómodos posibles.

Hoy puedo decir, como todos los que realizamos algún servicio para  la beatificación que, estoy cansada, pero feliz, porque viví la celebración con mucho gozo y emoción, toda la celebración fue una fiesta donde vibraba el júbilo, sentía que muchos corazones eran sanados por la sangre bendita de los Beatos, que muchos corazones que buscaban justicia, encontraron la justicia en su esplendor.

Dios los elevó a los altares donde para siempre serán venerados, muchos corazones que sufrieron la orfandad por que les arrebataron a su pastor eran reconfortados. Cuánta emoción! Todo salió hermoso, solemne, cálido, alegre y popular. Realmente se vivió la “Pascua riojana, Alegría del Pueblo” para gloria de Dios.

Doy gracias a Dios por todo lo vivido en estos días y por el ejemplo de estos hombres, que con un oído en el Evangelio y otro en el pueblo, optaron por servir a Dios en los más humildes hasta dar sus vidas. Qué podamos tener la valentía que tuvieron ellos.

Que vivan los cuatro Mártires, Enrique y sus compañeros, en la tierra y en el cielo!

La hermana Carina es la que está como conductora en el auto.

 

La primera a la derecha es la hermana Carina Acevedo junto a hermanas de su comunidad.

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