Santo Rosario por los abuelos y mayores

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Intención de nuestro Rosario en Julio, nos unimos al Papa Francisco que pide “por los ancianos que representan las raíces y la memoria de un pueblo, para que su experiencia y sabiduría ayude a los más jóvenes a mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad”.

La intención coincide con la celebración de la segunda Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que se celebró el domingo 24 de julio en Roma, y en todas las diócesis del mundo. También coincide con el tema al que está dedicando las catequesis públicas de los miércoles, que trata sobre la ancianidad.

MISTERIOS LUMINOSOS

Como cada 21, nos reunimos una vez más en la Capilla “San José” de las Hermanas Dominicas, para rezar junto a los restos de Nuestro Padre Fundador Fray Reginaldo Toro, los misterios luminosos del Rosario.

“En la vejez seguirán dando fruto”… Es el lema que acompañará la jornada de los abuelos y los mayores que se va a celebrar el próximo domingo.

Nos unimos así en oración y reflexionamos en torno al mensaje que nos dejó nuestro Papa Francisco para esta jornada. Clic aquí para leer el mensaje

  • Ponemos en las manos de María, a todos los abuelos y mayores, para que sean fortalecidos y consolados por el Señor para cumplir su misión en la Iglesia y en el mundo.
  • Pedimos también por los frutos del retiro que están realizando las hermanas de nuestra Congregación.
  • Por el próximo Capítulo General
  • Por cada una de las intenciones que traemos en nuestros corazones y las que nos dejaron en nuestras redes sociales.

Pidamos Perdón al Señor por todas nuestras faltas.

Primer misterio: El Bautismo de Jesús en el río Jordán

Dice el Santo Padre: “Al llegar la vejez y las canas, Él seguirá dándonos vida y no dejará que seamos derrotados por el mal. Confiando en Él, encontraremos la fuerza para alabarlo cada vez más.

La gracia del Bautismo no envejece, aunque lo hayamos recibido hace muchos años ella se renueva cada día en nuestro corazón y nos llama a vivir con mayor profundidad nuestra pertenencia al Señor.

María consuelo de los afligidos, ruega por nosotros.

 Segundo Misterio: La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.

Nos dice el Papa Francisco “Hemos afinado nuestra humanidad haciéndonos cargo de los demás, y hoy podemos ser maestros de una forma de vivir pacífica y atenta con los más débiles. Nuestra actitud tal vez pueda ser confundida con debilidad o sumisión, pero serán los mansos, no los agresivos ni los prevaricadores, los que heredarán la tierra (cf. Mt 5,5)”.

María, esa jovencita que, sin embargo, tenía la prudencia de la ancianidad, puede ser hoy nuestro modelo, imitemos su capacidad de interceder con sencillez: “Señor, no tienen más vino” y de aconsejar con sabiduría: “Hagan todo lo que Él les diga”.

María, Madre de la Esperanza, ruega por nosotros.

 Tercer misterio: El anuncio del Reino y la invitación a la conversión.

La presencia de nuestros ancianos se vuelve para nuestras comunidades un llamado a la conversión que nos invita a pasar de nuestra lógica mundana a los valores del Reino de Dios.

Nos dice el Papa: “La ancianidad no es un tiempo inútil en el que nos hacemos a un lado, abandonando los remos en la barca, sino que es una estación para seguir dando frutos. Hay una nueva misión que nos espera y nos invita a dirigir la mirada hacia el futuro. «La sensibilidad especial de nosotros ancianos, de la edad anciana por las atenciones, los pensamientos y los afectos que nos hacen más humanos, debería volver a ser una vocación para muchos. Y será una elección de amor de los ancianos hacia las nuevas generaciones» Es nuestro aporte a la revolución de la ternura, una revolución espiritual y pacífica a la que los invito a ustedes, queridos abuelos y personas mayores, a ser protagonistas.

María, Madre de la Gracia, ruega por nosotros.

Cuarto misterio: La Transfiguración del Señor en el monte Tabor

San Lucas en su Evangelio nos presenta la transfiguración como un acontecimiento de oración, Jesús estaba orando.

Dice el Santo Padre: “Queridas abuelas y queridos abuelos, queridas ancianas y queridos ancianos, en este mundo nuestro estamos llamados a ser artífices de la revolución de la ternura. Hagámoslo, aprendiendo a utilizar cada vez más y mejor el instrumento más valioso que tenemos, y que es el más apropiado para nuestra edad: el de la oración. «Convirtámonos también nosotros un poco en poetas de la oración: cultivemos el gusto de buscar palabras nuestras, volvamos a apropiarnos de las que nos enseña la Palabra de Dios»

María, Madre de la Sabiduría, ruega por nosotros.

Quinto misterio: La Institución de la Eucaristía

Dice el Papa Francisco: “Muchos de nosotros hemos madurado una sabia y humilde conciencia, que el mundo tanto necesita. No nos salvamos solos, la felicidad es un pan que se come juntos. Testimoniémoslo a aquellos que se engañan pensando encontrar realización personal y éxito en el enfrentamiento. Todos, también los más débiles, pueden hacerlo. Incluso dejar que nos cuiden es un modo para decir que vivir juntos no sólo es posible, sino necesario.

María Madre de la Unidad, ruega por nosotros.

Rezamos por las intenciones del Papa Francisco y “Pidamos a la Virgen, Madre de la Ternura, que nos haga a todos artífices de la revolución de la ternura, para liberar juntos al mundo de la sombra de la soledad y del demonio de la guerra.”

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

De nuestro padre Reginaldo, no sólo conocemos y admiramos las obras que realizó en su época de juventud y plenitud de fuerzas físicas, sino que también en sus años de madurez, en su tiempo de postración, se manifestó como auténtico servidor del Señor, de él se nos cuenta que “La prueba fue dura, pero la sufría como venida de la mano de Dios y así , en silencio y sin quejarse ni manifestar extrañeza, se entretenía con quienes lo visitábamos y algunas veces como balbuciente, preguntaba o pretendía entablar conversación…” (necrológica)

Por eso podemos presentarle con confianza nuestras intenciones, y pedimos a Dios Padre su pronta glorificación:

Jesús, Buen Pastor, que mirando a la multitud te compadeciste
y le diste pastores para apacentarla, 
queremos darte gracias por haber elegido a Fray Reginaldo Toro

como Obispo de tu pueblo de Córdoba, quien fue ejemplo de amor y compasión,

que amó a la Iglesia y se entregó por ella, que aprendió en la Cruz
a abrazar a la humanidad doliente.

 

Te pedimos que le concedas, por intermedio de María,
la glorificación aquí en la tierra
y que por su intercesión escuches las súplicas
que hoy humildemente te elevamos
para alcanzar la gracia que necesitamos.

Amén.

(Con licencia eclesiástica concedida por Monseñor Carlos José Ñáñez Arzobispo de Córdoba)

Nuestro Padre Reginaldo, bendice y protege a tus hijos

San José custodio de nuestra Congregación, mira este rebaño que tanto te pertenece


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