AÑO JUBILAR DOMINICANO
Seguimos conociendo a Santo Domingo, celebrando de esta manera el año jubilar.
En el encuentro nacional de Familia Dominicana, realizado días atrás, nuestros hermanos, hna. Antonietta Potente y fray Jesús Díaz Sariego, han presentado a Santo Domingo de una manera creativa.
Hna. Antonietta remarcó el estilo de gracia de Domingo, que es el estilo de la abundancia, de la gratuidad, de la luz que alumbra la noche, de la cotidianidad. Para conocer el estilo de Domingo, decía, hay que conocer sus rasgos, su relación con Dios, con los demás y con las cosas. Expuso la importancia de Juana de Aza, en su personalidad, en sus gestos de ternura, en sus rasgos femeninos. También mencionó “la luna” en la frente de Domingo, haciendo referencia a la visión de Juana que nos lleva a reflexionar en la misión de nuestro padre de alumbrar en tiempos de mucha oscuridad. Por último, Hna Antonieta citando a la beata Cecilia en su narración de los detalles de la vida de Domingo, afirma que podemos aprender un estilo de vida como la de él, de paz, fidelidad, quietud y compasión.
Fray Reginaldo Toro, expresó en diferentes oportunidades también, cómo era el gran patriarca:
…grande Santo, este hombre admirable, dotado pues, de un talento raro, de un genio singular, íbase concentrando en profundas reflexiones y a la luz de un entendimiento tan despejado y fecundo, busca los medios oportunos a su empresa. También dotado de un alma enérgica, de un espíritu de firmeza y ardiendo ya en su mano la antorcha abrasadora de su celo, principia a encender la tierra en el fuego de su caridad…
Reginaldo ama a Santo Domingo, lo admira y nos habla de él. Con gran cariño de hijo se refiere diciéndole “Mi Padre Domingo”. Descubre en su interior el mismo Corazón de Jesús, “…sacerdote fiel formado según el corazón de Dios…”. A sus hermanas una y otra vez les dice que contemplen a Dios y vean las necesidades de sus hermanos: “…han recogido de los Corazones de Jesús, María y José y de mi Padre, el amor a la humanidad, el llanto a la miseria, el consuelo al menesteroso, el auxilio al necesitado…”.
También muestra a Domingo como hombre dócil al Espíritu divino:
Este gran héroe lleno del Espíritu de Dios el gran Predicador, el Reformador del siglo XIII, atento a la voz del Señor que le envía, sale de su patria por el camino de los Divinos Consejos.
En la Orden de Predicadores, tenemos modelos, caminos trazados, estilos de vida de los cuales aprender. Todos nos llevan a vivir según la voluntad de Dios, nos señalan la meta. Reginaldo nos acompaña y bendice, con sus mismas palabras, recemos confiados:
Gran Padre Domingo, haced que cada uno, sea verdadero hijo del Amor Divino que conservándolos en su amistad y gracia en este mundo, vivan gozosos hasta cantar el Ave María en el cielo. Amén.
El 24 de mayo recordamos y celebramos la traslación de los restos de nuestro Padre Domingo realizada en el año 1.233. «El 24 de mayo, lunes de Pentecostés, antes de la aurora, el arzobispo de Rávena y los demás obispos, el Maestro General con los definidores del Capítulo, el Podestá de Bolonia, los principales señores y ciudadanos, tanto de Bolonia como de las ciudades vecinas, se reunieron, a la luz de las antorchas, en torno de la humilde piedra que cubría hacía doce años los restos de Santo Domingo. En presencia de todos, fray Esteban, provincial de Lombardía, y fray Rodolfo, ayudados por otros varios hermanos, empezaron a quitar el cemento que sujetaba la losa. Por su dureza, difícilmente cedió a los golpes del hierro. Cuando le hubieron quitado, fray Rodolfo golpeó la mampostería con un martillo, y con ayuda de picos levantaron penosamente la piedra que cubría la tumba. Mientras la levantaban, un inefable perfume salió del sepulcro entreabierto: era un aroma que nadie pudo comparar a cosa conocida, que excedía a toda imaginación».(LACORDAIRE, Enrique; Santo Domingo y su Orden, Salamanca-Madrid, 1989, 191-197). Clic para leer más
El Papa Francisco está invitado a presidir la Celebración Eucarística el lunes 24 de mayo con ocasión del Año Jubilar.
