Ruega, Reina del Santísimo Rosario, por todo tu pueblo devoto.
Guía a tus hijos por el camino trazado por tu Hijo Jesús
haciéndonos mansos y humildes de corazón.
Levanta a este tu pueblo cordobés
que con tanto afán y entusiasmo
te coronó ante la faz del mundo.
Sostenedlo en su fe.
Esforzadlo contra los enemigos que lo rodean.
Haced que triunfe de todos ellos.
Pedid al Padre Eterno
que nos conservemos en nuestras santas creencias.
Poned a vuestro Hijo Jesús por intercesor
para que nos fortalezca
con su preciosísimo Cuerpo.
Alcanzadnos Virgen Coronada,
la luz del cielo para guiarnos
desde acá hasta el cielo.
Sí, Madre de toda gracia, sí, Señora poderosa,
a ti clamamos con el verdadero título de hijos vuestros,
pues vestimos el limpio hábito
de la inocencia
y de la penitencia
para asegurar nuestra eterna salvación.
Así lo habéis manifestado a vuestro hijo
de vuestra especial adopción,
nuestro Padre Santo Domingo,
para que difundiendo el Santísimo Rosario
nos alcance a todos sus hijos y devotos una fe verdadera,
una esperanza sin fin y una caridad
Que abrace a Jesús, María y José
y a tantos que estamos postrados diariamente
a los pies del altar entonando el Ave María.
