Reginaldo, la educación y la mujer

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Material extraído de la investigación de m.Anastacia Valenzuela OP, 2018

El lugar de la mujer en la pastoral de Reginaldo

Una congregación nace en medio de ciertos acontecimientos, marcada por las fracturas, contradicciones y urgencias que la originaron. Simón Pedro Arnold señala que “desde su origen, la intuición de los fundadores apuntaba a las llagas que aquejaban a la Iglesia de su tiempo y buscaban en la misión y el testimonio formas alternativas de vida evangélica que puedan cuestionar a la institución de la Iglesia a la vez que la hacían presente más allá de sí misma”.

Una de las llagas en la sociedad del tiempo de Reginaldo, que lo cuestiona como fraile, como obispo y que podemos decir que lo lleva a pensar en la fundación de la congregación, es el lugar de la mujer en la sociedad. Volvamos sobre la frase: “Educar y enseñar a la juventud, preparar su corazón y su inteligencia para recibir esos golpes que la sociedad con frecuencia descarga sobre el débil y desprevenido y que a menudo hieren a la mujer más que al hombre”, podemos percibir aquí la preocupación y el lugar esencial en la pastoral educativa del padre Reginaldo en favor de la mujer (Documentos relativos a la fundación…, 1889, pág. 13).

En consonancia con el paradigma de la época, que deposita en el varón la administración económica-política y en la mujer la administración de lo afectivo-espiritual-moral, con un protagonismo fuerte en la familia, pero no así en la sociedad, es ésta quien sufre en silencio, “pues, sin duda, es ella más que él quien sufre los profundos pesares del espíritu los pesares agudos del alma, esas punzantes heridas del corazón que sólo Dios y la mujer conocen y que sólo se sufre y se vence con el auxilio de Él” (Documentos relativos a la fundación …, 1889, pág. 13).

La mujer, sostiene Reginaldo, es la que nos reconcilia y logra el auxilio de Dios, la que consuela y sostiene la familia: » semejante a la misión de esta Santísima Madre, es la misión de la madre, de la hija, de la mujer en la familia –paño de lágrima para todos los dolores– … Cuando le conocemos, le amamos y cuando levantamos nuestra vista hacia Él, podemos llamarnos hijos suyos. Y sino ¿quién nos ayudará mejor a buscar el camino para la reconciliación, quien calmará con más cariño la agitación del alma, quien invocará con mayor fervor el auxilio de Dios ofendido, que la mujer educada, inteligente, religiosa?» (Documentos relativos a la fundación…, 1889, pág. 19).

Y continúa diciendo: “esta enseñanza práctica y delicada es lo que forma la parte esencial de la educación de una niña; ésta es la que sólo da y practica la religión”.

 

 

 

 

 

 

 

 

La educación a la cual apunta Reginaldo para la mujer es una educación integral:
«y al prestar un homenaje a estas virtudes de la mujer cristiana que deseo se conserven intactas y puras no es que piense desdeñar la instrucción moderna ni menos las ciencias y conocimientos humanos que la Iglesia ha sido siempre la primera en fomentar y conservar” (Documentos relativos a la fundación…, 1889, pág. 13).

Esta impronta de atender a la mujer se consolida en la Congregación a tal punto que las casas que se abren, ya sea colegio u hogares, están destinadas a las niñas y jóvenes. En 1913, se coloca la piedra fundamental del Colegio Santo Domingo de Villa de Soto, un diario de la época queriendo destacar lo significativo que es que la congregación se instale en la villa, trae a la memoria el discurso que el padre Reginaldo expresó en la colocación de la piedra fundamental del Colegio de San José: «El Sr. Obispo se manifestó en términos muy alentadores, haciendo ver al pueblo la gran importancia de la obra cuya primera piedra fundamental tenía la misión de bendecir; que siendo la mujer la destinada a la formación del hogar y el corazón del hombre, aquella debe recibir una educación que la haga apta para tan nobles fines; y esa educación altamente moral será la que mañana, bajo la sabia dirección de dignas religiosas, se recibirá del colegio a construirse. (“Villa de Soto”, 1913, pág. 5).

«La educación, juntamente con la formación religiosa, logra una mujer fuerte y virtuosa, esas flores delicadas de la religión y cultura católica, que unidas a los conocimientos generales que forman la base a nuestra instrucción primaria y secundaria, han hecho hasta ahora de la mujer cordobesa, un modelo lúcido y fiel de la mujer fuerte que nos pintan las Divinas Escrituras. Un modelo y espejo de virtudes cristianas para su familia y para la República entera«. (Documentos relativos a la fundación…,1889, pág. 13). Para Reginaldo un método de enseñanza que solo apunta a los conocimientos humanos, olvidando la formación integral de la persona, es la raíz del desorden, y el principio de destrucción, es por esto que, siendo Provincial, exhorta a los padres regentes y lectores exactitud en las aulas y que se esfuercen para que los religiosos se apliquen al estudio, a los priores interpela para que pongan escuelas primarias en los conventos.

Unos de los males que Reginaldo ve en la sociedad de la época es la insistencia en una formación científica, olvidando la formación integral de los niños y jóvenes, la formación en las virtudes, es por esto que insiste en este aspecto, en sus cartas y recomendaciones: “la instrucción y los conocimientos científicos por sí solos no elevan el alma a esta altura espiritual, ni la pueden dotar con ese sciens infirmitatem, que calma y cura el espíritu, que conforta el corazón y lo conserva firme” (Documentos relativos a la fundación…, 1889, pág. 13) «más se choca la virtud con la educación, al contrario, son muy hermanas y donde se encuentra una debe estar la otra” (Auto. Visita al Convento
Dominicano “Ntra. Sra. del Santísimo Rosario” de Tucumán, 25/06/1885. Primer Libro de Consejo, 1788-1907, Tomo. I, encuadernado por Fr. Jacinto Carrasco).

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