????????????????????????????????????

Compartimos la historia de la Hna. Elba del Rosario op hermana Dominica de San José quien vivió en el Hogar Nuestra Señora del Milagro durante varios años. En el aniversario de los 120 años que celebró el Hogar en 2017, la religiosa afirma que el primer “tratamiento” fue el del amor y la seguridad, el del afecto y la pertenencia, entre los secretos de un amor a la «Medida del Buen Jesús» como decía el padre Reginaldo Toro. 

«Tuve la dicha de vivir en esta casa de La Madre del Rosario del Milagro durante seis hermosos e intensos años, 1996-2002.

Fue todo un desafío, puesto que no había vivido en mi joven vida religiosa en un Hogar. Sólo tenía claro que estas pequeñas y adolescentes nos eran confiadas, por necesidades, que las herían o  podían hacerlo, que las empobrecía en su dignidad… y nos eran confiadas para formarlas “a la medida del buen Jesús” como lo señaló nuestro Padre Reginaldo, al estilo de María y José como formadores…. Ellos miraban a Jesús su Hijo, y pensaban en la Voluntad del Padre. Así nosotras también, aún con nuestros límites, las hemos mirado como una personita, amada por el Señor, llamada a la vida, y las recibimos en casa con esa convicción: son amadas, son llamadas, busquemos juntas el proyecto del Amor de Dios en sus vidas, podemos hacerlo porque su amor hace nuevas todas las cosas… lo creemos, lo sabemos, lo conocemos, lo hace con todos los que abren su corazón, sin excepción.

Por eso el primer “tratamiento” fue el del amor y la seguridad, el del afecto y la pertenencia. Sos importante, parte viva de este hogar, nuestra casa. He sido, hemos sido, testigos del milagro que el Amor realiza: dignifica, invita a la superación, da esperanza, alegría, vivimos en espíritu de familia.

Como consecuencia de esto, nuestra vida depende de todas, todas y cada una ha sido importante, por ser amada y para dar amor… y ser parte. Por ello el amor se expresa en cosas tan sencillas y concretas como el cuidado común, los oficios comunes de la casa, (pequeños, medianos y mayores, tanto para niñas como para hermanas). El Colegio, el estudio, la tarea, aprender, enseñar, ayudar… Sí, he visto peleas y competencias, y también crecimiento, reconciliación, amistad y fraternidad entre nuestras nenas, adolescentes y jóvenes. Las mayores y medianas con las menores fueron hermanas que acompañaban y ayudaban, y así se iban formando mujercitas serviciales, atentas, inteligentes, decididas, responsables. Gracias!

Han ido creciendo en valores y virtudes… se saben siempre amadas por Dios… no queríamos que lo dudaran. Por eso Él mismo te daba esta casa de Su Madre, para que conocieras lo que es ser amada, cuidada, recibida, esperada, corregida, estimulada, tu vida fue bendecida con la gracia de los sacramentos, la experiencia de oración, de propuestas y límites, las charlas profundas, el consuelo, la paciencia y la propuesta de la dignidad, la que tienes, la que Dios te dio y que cada una tiene que optar y abrazar. Por eso también trabajamos la libertad de elegir, la posibilidad de equivocarnos y volver a empezar, siempre el Señor abriendo camino y ofreciéndose para hacer nueva la vida…

Hemos recibido muchos de sus dolores, los escuchamos, los sentimos, los lloramos, los rezamos y confesamos, hemos pedido perdones y hemos perdonado… con confianza. Cuánto aprendimos juntas! El cuidado, la higiene, la alimentación, el estudio, el juego, los paseos, los cumpleaños, la pile, folclores, las coreos… qué intensa ha sido la vida compartida en el Hogar… Celebramos los 100 del Hogar…. Corazón con agujeritos… Creciendo junto a Ti… Cuánto, cuánto!

Este ha sido Su Hogar, y nosotras las hermanas hemos vivido con ustedes… La Hna. Braulia, Las Hnas. Lilián , Rosana, Rosanna, Clara, Magdalena, nos acompañó como postulante durante meses la Hna Karina, recibimos como aspirantes a las Hnas Soledad, Nora, Carmen, Mariela, Graciela… Rocío y Carina animaron nuestra infancia misionera… y cómo haremos para recordar todos los amigos y voluntarios que dedicaron tiempo, afecto y bienes con nosotras?… Y nuestro querido, muy querido Padre Brida… qué bien nos hizo, brindaba a las niñas la paternidad del buen Dios… las guiaba al encuentro amoroso y confiado con Dios!

Y también iniciamos los equipos interdisciplinarios, los talleres… profesionales que también las amaron, psicopedagogas, dentistas, médicos, psicólogas… hemos sido bendecidos!

“Dejen que los niños vengan a Mí” (Mt.19, 14) formen esas creaturas… “Allí tienen a tu Madre” (Jn.19, 27)… sólo hemos intentado llevar adelante la misión que recibimos como Dominicas de San José… “preparar sus inteligencias y corazones para que la vida no las encuentre desprevenidas…” las que estuvieron en mi época ya caminan por la vida…. Las confío a La Madre del Rosario y las bendigo». 

Abrazo con más de un siglo  

El 13 de septiembre de 2017 el Hogar Nuestra Señora del Milagro de las Hermanas Dominicas de Córdoba cumplió 120 años de vida y trabajo sostenido por las niñas abandonadas y en situación de riesgo.

La fecha coincidió con la celebración de los 125 años de Coronación de la Virgen del Rosario del Milagro gesto que realiza con gran nobleza el padre fundador de las Hermanas Dominicas de San José, Fray Reginaldo Toro.

La obra del Hogar nació en 1897 por iniciativa de la Sociedad de Damas de la Virgen del Rosario del Milagro, señoras que -asesoradas por el padre Pío Díaz Loza O.P.- se dedicaban a la costura de ropas para los más pobres. En 1898, el padre Pío Loza y las Damas solicitan a las Hermanas Dominicas de San José que tomen la dirección del hogar. El 13 de septiembre de 1904 se inaugura un nuevo edificio en la calle Vélez Sarsfield 650, donde continúa actualmente el hogar.

El padre Reginaldo Toro dejará a sus hijas el legado de “Abrazar a la humanidad doliente” y este pedido fue una tarea misionera diaria en más de un siglo en el Hogar Nuestra Señora del Milagro.