Mira a Santa Catalina

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Fray Reginaldo Toro al fundar la Congregación, se hace cargo de la formación integral de cada una de las hermanas que con él, inician la Obra. “No daba nada por supuesto”, eso es una sabia recomendación también hoy en día, para evitar mal entendidos. Continuamente movía a sus hijas a ver a Jesús, ver a María y a José, a aprender de ellos, pero también las invitaba con insistencia a ver los “santos y santas” de su amada Orden. En la Regla Original, en sus ejercicios espirituales, en las cartas más de una vez les hizo ver en ellos al modelo de seguimiento de Cristo. Éstos, como Catalina, son “lumbreras del cielo y guía de perfección en la tierra”

En una ocasión les recordaba que en los inicios del Instituto, con fervor seguían los ejemplos de las santas, pero después les llamaba la atención por la tibieza, entonces les alertaba a estar atentas ya que “no permanecemos siempre en un mismo estado”.

“…Hay muchos que viven en la orden de una manera corriente, que ni son lo perfectos que deben ni son malos; es decir, que conservan su conciencia y no pecan mortalmente. Se hallan en tibieza y frigidez de corazón, y, si no ejercitan un poco su vida en las observancias de la orden, incurren en un gran peligro”.                         (Diálogo 162. Sta. Catalina)

 Se preguntaba y les preguntaba: ¿Qué movía a las santas? Seguir a Jesús, por ello hicieron grandes sacrificios, renunciaron a su familia, amigos, riquezas… se renunciaron a sí mismas. El Papa Francisco hablando de la vocación a la santidad, afirma que los santos son “modelos seguros de este camino, que cada uno recorre de manera única, de manera irrepetible”, Reginaldo una y otra vez enseña a mirarlos.

“Con tantos ejemplos, con tantos libros escritos por célebres personajes, ¿no podremos salir de esa postración y correr en pos de Cristo?”

“¿Qué modo habrá para que se levanten? Que tomen la leña del conocimiento de sí mismos con el agradecimiento del propio agrado y reputación y la echen al fuego de mi caridad divina…” (Diálogo 162, Sta. Catalina)

Reginaldo insistía en que vean a la gran “pléyade”, generación, de las catalinas y de las rosas cuando enseñaba a sus hijas sobre la castidad, les decía que ellas que vivían como ángeles siendo “criaturas terrenas y mortales”. Ver los ejemplos de Jesús, Domingo, Catalina que como enseñaba Reginaldo, “ limpió las podredumbres de los hospitales”. Él invitaba a hacerse “todo para todos”.

Nos pasa en este tiempo de crisis por la cual atravesamos que a veces no sabemos bien dónde mirar, a quién mirar, tenemos miedo, se nos apaga la fe. Entonces Jesús sale a nuestro encuentro y nos dice: Mírame, “no temas”. Con Santa Catalina animémonos a rezar con el corazón de quien busca, de quien aprende, de quien ama:

¡Oh Amor!, tú eres lo más dulce que existe; tú nos haces gustar una parte de los bienes y de los goces que esperamos disfrutar, con saciedad jamás harta, en la vida eterna.        ¡Oh eterna Belleza! ¡Por cuántos siglos permaneciste desconocida y escondida para el mundo!  ¡Oh eterna Caridad, oh Amor! Yo te quiero amar con todas las fuerzas de mi corazón, con afecto veraz y constante. (A la Belleza eterna)

Para conocer la doctrina de Santa Catalina, puedes ver a fray Nelson Medina que explica de manera clara en sus videos:

 

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