«…nuestras plegarias por la paz exterior e interior en nuestra amada Patria,
fecundidad para la tierra, caridad entre los hombres que
se glorían de llamarse cristianos; porque seamos
preservados, o libertados mas bien, de pestes y de
plagas y no nos falte el pan de cada día…» (carta Pastoral 1892)

Monseñor Reginaldo Toro, amó no solo a la Iglesia, su Diócesis, sino también a la Patria. Sus oraciones y pedidos eran constantes; su preocupación por la reconciliación de todos, de la Iglesia y del Estado lo han llevado a pedir al Papa León XIII que reanudara las relaciones diplomáticas de la Santa Sede con el gobierno argentino y éste ha accedido.

Nuestros Obispos reunidos virtualmente en Asamblea Plenaria Extraordinaria, hacen como años atrás, en la época de Reginaldo, un pedido a los gobernantes, dirigentes de todos los sectores, que «ejerzan con nobleza la vocación política comunicando claramente la situación en cada momento, suscitando y alentando el compromiso y el empeño de todos». A su vez asumen el compromiso como parte de la sociedad, a «contribuir con espíritu de servicio según nuestras posibilidades».  Expresaron el deseo de todos en este tiempo tan difícil e incierto de querer «salir juntos y mejores” de esta crisis de la pandemia.

Agradecieron a los sectores esenciales por su «extraordinaria fortaleza y el aporte sostenido y generoso», agentes de la salud y todos los que prestan «importantes servicios en la vida cotidiana». También destacaron a los «esenciales de nuestras comunidades… catequistas y consagrados, voluntarios de Cáritas y otros agentes pastorales, inclusive de otras confesiones religiosas e Iglesias hermanas», por el «abrazo de la fe» que con creatividad acercan a los pobres y enfermos.

Al finalizar volvieron a anunciar «a Jesucristo, el Señor, muerto y resucitado.
Él es la fuente de la esperanza, de la fortaleza en la prueba, de la alegría y de esa
virtud para tiempos duros que es la grandeza de alma para entregarnos a los
demás con todas nuestras fuerzas».

TEXTO COMPLETO DEL MENSAJE

SALIR JUNTOS Y MEJORES
En la dura realidad de estos días, en la dramática extensión de la pandemia
con su secuela de enfermedad y muerte, se han acentuado la pobreza, la
exclusión, la falta de trabajo, así como las expresiones de un creciente
enfrentamiento político.
Pero también en este tiempo, hemos visto la extraordinaria fortaleza y el
aporte sostenido y generoso de los sectores esenciales, particularmente de los
médicos, enfermeros y personal de la salud, y de todos aquellos hombres y
mujeres que prestan importantes servicios en la vida cotidiana.
Como obispos, queremos también agradecer a los “esenciales” de nuestras
comunidades, esa inmensa multitud de catequistas y consagrados, voluntarios
de Cáritas y otros agentes pastorales, inclusive de otras confesiones religiosas e
Iglesias hermanas, que atraviesan esta pandemia, visitan pobres y enfermos,
llevándoles el abrazo de la fe con una creatividad que merece todo nuestro
reconocimiento.
En los tiempos del Diálogo Argentino, se buscó superar la crisis con la
participación de todos los sectores, como una herramienta para construir un
nuevo tiempo en nuestra Patria. Renovamos nuestra convicción de que el
diálogo es el camino para afrontar juntos, como comunidad nacional, esta etapa
difícil y exigente. Por ello es imperioso procurar la máxima eficacia en la
adopción de aquellas medidas sanitarias necesarias y razonables para evitar el
incremento de la difusión del virus y conjugarlas con el máximo respeto a los
derechos y garantías consagrados por nuestra Constitución. En esa perspectiva,
queremos expresar como creyentes que la libertad religiosa, especialmente de
culto, es un aspecto esencial del bienestar integral de la población y el
fortalecimiento espiritual de las personas.
Queremos pedirles a los dirigentes de todos los sectores, auténtica
capacidad de liderazgo para ejercer con nobleza la vocación política,
comunicando claramente la situación en cada momento, suscitando y alentando
el compromiso y el empeño de todos, dejando de lado descalificaciones y
posturas que promuevan el resentimiento y la división. “La grandeza política se
muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien
común a largo plazo.” (Papa Francisco, Fratelli Tutti n. 178)
También nosotros, como parte de esta sociedad, nos comprometemos a
contribuir con espíritu de servicio según nuestras posibilidades. Todos
queremos “salir juntos y mejores” de esta crisis de la pandemia y de sus
múltiples consecuencias.
En este tiempo pascual, más que nunca, como pastores en medio de un
pueblo crucificado, les anunciamos a Jesucristo, el Señor, muerto y resucitado.
Él es la fuente de la esperanza, de la fortaleza en la prueba, de la alegría y de esa
virtud para tiempos duros que es la grandeza de alma para entregarnos a los
demás con todas nuestras fuerzas.
Ponemos en las manos y en el corazón de Nuestra Señora de Luján la
salud, la vida y las aspiraciones de dignidad de nuestro pueblo.
Los Obispos de Argentina
Asamblea Plenaria Extraordinaria Virtual
Buenos Aires, 21 de abril de 2021

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