Paño de lágrimas

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Hermana Rosana Arnaldi del Espíritu Santo OP. Hogar de la Virgen del Milagro, Córdoba Argentina.

El relato de la hermana Rosana tuvo lugar en el marco de los 120 años que cumplió el Hogar de la Virgen del Milagro en el 2017. Sigue actual porque propone sacar un pañuelo, una tela, un paño, para ser “paño de lágrimas” de alguien que lo puede estar necesitando. El Hogar fue una apuesta de más de un siglo de “complicidad” en cuidar la vida, y sigue custodiando la vida con coraje.  

Hoy nos toca a nosotras mirar para atrás y descubrir tu mano providente, tu mano
amorosa, estamos de festejos, estamos de celebración. Como comunidad, con las
hermanas nos queríamos quedar con una imagen, con un signo que quiere representar
de alguna manera, la tarea que hacemos en el hogar, que siempre se hizo; y esta
imagen la tomamos de una frase de nuestro padre Reginaldo, cuando dice que la tarea
de la mujer es como la de la Virgen, “ser paño de lágrimas para los dolores”.

Nuestro padre dijo esto al inaugurar este Colegio, que hoy nos abre sus puertas para
vivir este momento y al cual nuestras niñas y jóvenes vienen a “preparar su corazón e
inteligencia”. Nuestra tarea en el hogar, es ser paño, pañuelo (sacar una pañuelo). Una tela, un pañuelo que quiere suavizar, secar lágrimas. Un paño en las manos de Jesús.

Recordaba la escena cuando la Verónica se acerca también con un paño a secar el
rostro de Jesús en su vía crucis, y pensaba es importante que en el camino de nuestra
vida, siempre tengamos un “paño”, que de alguna manera nos diga: “estoy con vos, te
cuido, te quiero”.

Queremos compartir esta tarea que aprendimos, nosotras como hermanas y, ustedes, como niñas. No cabe ninguna duda, que durante estos 120 años, el Hogar de la Virgen del Milagro, de la mano de María, formó mujeres que saben experimentar el Amor que Dios les tiene y que son capaces de amar a otros. Mujeres con capacidad para abrazar y calmar el dolor de sus heridas aceptando su propia historia con esperanza. Mujeres que pueden transmitir amor y contención a quienes hoy son parte de sus familias.

La invitación se amplía y es para todos, ser PAÑO DE LÁGRIMAS para los demás, para
los que sufren, paño para los que nos necesitan. Ser paño para poder suavizar, para
poder aliviar el dolor, para hacer que las heridas no nos duelan tanto.

Sin estridencias
Nuestra labor, como este pañuelo, no hace ruido, es una tarea que se desarrolla dentro
del Hogar, este lugar tan lindo!!. aunque la fachada no sea muy vistosa. Hace unos años
nos escribieron, en una marcha por el día de la memoria: “Iglesia cómplice”… y sí…!!, si
lo vemos desde las relaciones interpersonales, ser cómplice, significa estar juntos física
y mentalmente, entenderse y completarse mutuamente. Entonces sí, somos cómplices
de Cristo, porque nos complicamos la vida por Él y con Él, y queremos seguir complicándonos la vida en nuestro Hogar.

Gracias a todos los que se han complicado la vida en esta Casa. A a cada niña, adolescente, joven de los tres hogares, por ayudarnos, por enseñarnos a ser madres, hermanas, por permitirnos algunos errores y por abrazar nuestra vida consagrada. Gracias a todas las madres que han animado la comunidad en tantos años de historia, a todas las hermanas Dominicas de San José, que fueron sosteniendo esta obra de misericordia, confiando solamente en Dios, y en la comunidad, que con Jesús y María, abrazamos y custodiamos la vida.