Reginaldo Toro en claves de actualidad 

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Cuando traemos de los años 80 a nuestros días la vida y obra del padre Reginaldo Toro como fraile dominico, maestro, pastor, Obispo de Córdoba, pero sobre todo como “padre” nos vincula con valores que no envejecieron ni perdieron actualidad.

Reginaldo hizo una opción por “EDUCAR”. No solo universalizó el acceso a la educación para todos “Enseñar al que no sabe” sino que dejó el legado de un estilo pedagógico basado en una educación integral, escuela de humanidad. Así le dirá a las hermanas maestras “Tengan presente carísimas Hermanas, que las impresiones y recuerdos de la niñez no se borran jamás y que recordarán con la misma facilidad una acción o palabra desedificante, como las de buen ejemplo y edificación”; “Educar y enseñar a la juventud, preparar su corazón y su inteligencia para recibir esos golpes que la sociedad con frecuencia descarga sobre el débil y desprevenido y que a menudo hieren a la mujer más que al hombre”.

Reginaldo se dejó AYUDAR por laicos. La preparación y el nacimiento de la nueva fundación de las Hermanas Terceras Dominicas fundadas bajo el Patrocinio de San José, lo hace con la ayuda de los frailes del convento, pero los principales actores serán  el Señor Jorge Poulson y su esposa Estaurofila Ladrón de Guevara. Ambos eran reconocidos educadores en el país. Habían dirigido colegios en Córdoba y Rosario y  tuvieron a su cargo la formación de las jóvenes que querían ser religiosas y se preparaban para la nueva fundación.  Reginaldo fue, en este punto, un adelantado, trabajar con laicos entre las premisas del Concilio Vaticano II.

En la colocación de la piedra fundamental el padre Reginaldo dirá: “Benefactores particulares nos han favorecido largamente y no podemos pasar en silencio la valiosa y desinteresada donación que acaban de hacer los señores Don Jorge Poulson y su esposa la Señora Doña Estaurofila Ladrón de Guevara de Poulson, de la man­zana de terreno en que hoy comenzamos por colocar la piedra funda­mental del Colegio – Dios bendecirá a estos generosos cristianos y la gratitud de todas las Hermanas será para siempre”.

Reginado supo DIAGNOSTICAR  la realidad. Entre largas distancias y caminos de montaña Fray Reginado recorrió la extensa diócesis en sus visitas pastorales, lo que le dio un claro diagnóstico de la realidad, un rasgo de los pastores que tienen calle y que “sale a las periferias”. Así lo deja expresado en su carta a SS. León XIII para solicitar dos Obispos Auxiliares con sede fija en Río IV y La Rioja “… las distancias y los caminos entre las montañas en la provincia de La Rioja la hace dificilísimo para un solo Obispo en Córdoba atender a las necesidades de toda la diócesis; añadiendo que los tres últimos Obispos han muerto durante las fatigas de sus Visitas allí o poco después. Además Córdoba, sede del Obispado y centro universitario es pueblo de lucha entre el bien y el mal y requiere la permanencia del Obispo…”

Reginaldo valoró a la MUJER. En primer lugar nos encontramos con el Obispo que consiguió la coronación pontificia de la Virgen del Rosario del Milagro Patrona de Córdoba como Reina y Señora, y lo hace en nombre del Santo Padre, imagen que  hoy se encuentra en la Basílica Santo Domingo. Para la educación de las primeras hermanas confió en una mujer maestra y sin hijos la Señora Doña Estaurofila Ladrón de Guevara de Poulson. Su sueño, su gran anhelo “abrazar a la humanidad doliente” lo puso en manos de un primer  grupo de mujeres religiosas, las Dominicas de San José dedicadas al cuidado de los enfermos.

En su discurso al colocar la Piedra Fundamental (4 de Agosto de 1889), dirá: “Semejante a la misión de esta Santísima Madre, es la misión de la madre, de la hija, de la mujer en la familia – paño de lágrimas para todos los dolores; … el bál­samo de sus palabras calma el ardor de nuestras heridas…”: “Pues sin duda es ella más que él quien sufre los profundos pesares del espíritu, los pesares agudos del alma, esas punzantes heridas que solo Dios y la mujer conocen y que solo se sufre y se vence con el auxilio de Él”.