Reginaldo un buen amigo

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El padre Reginaldo nunca se cansó de hacer el bien. Estaba dispuesto a dejar todo para seguir a Jesús y cumplir su voluntad. En sus cartas se relata que, a veces eran las 4 de la mañana, y él seguía confesando o trabajando. También se cuenta de su labor misionera, que sin descansar, llevó hasta los lugares más lejanos.

La gente que lo conoció, dice que era un hombre bueno y firme, con ideas claras y fuertes y una fe inquebrantable, por eso lo seguían y escuchaban. Sus hijas, las Hnas Dominicas de San José siguen hoy con la misión que él mismo les encomendó: abrazar a la humanidad doliente, no dejar al que sufre, encontrar a Jesús en los más golpeados de la sociedad, educar a la mujer, ofrecer la vida en caridad y sacrificio y preparar el corazón y la inteligencia de niños y jóvenes.

Muchos se sintieron y fueron amigos de Reginaldo. Encontraban en él sencillez, humildad, bondad… Todas esas cosas que hacen que alguien pueda confiar en el otro… Del Cura Brochero fue un gran amigo. Lo visitaba, acudiendo a los llamados que éste hacia a su Obispo y compañero. Le ayudaba a confesar, y sin duda también escuchaba sus deseos y preocupaciones.

Cuentan que una vez Fray Reginaldo a pedido de su amigo acudió a confesar a cientos de personas a Traslasierra… Y que otra vez a pedido del Cura, Reginaldo fue a Santa Rosa a predicar Ejercicios y estando en su casa sufre un grave problema de salud… De este gesto aprendemos que Reginaldo fue capaz de entregar la vida por los amigos. Descargá el un recurso para trabajar con adolescentes y jóvenes.